En un notable esfuerzo humanitario, la Fundación Michou y Mau intervino para gestionar su traslado a un centro pediátrico especializado en quemaduras, el Shriners Hospitals for Children en Galveston, Texas.
Esta acción fue crucial, ya que el hospital es reconocido internacionalmente por sus tratamientos avanzados, ofreciendo a Jazlyn acceso a cuidados que no estarían disponibles en México.
La fundación, dedicada a ayudar a jóvenes víctimas de quemaduras desde 1998, coordinó el traslado con autoridades médicas y gubernamentales mexicanas.
Antes de su partida, Jazlyn fue estabilizada en el Centro Médico Nacional Siglo XXI. Virginia Sendel de Iturbide, presidenta y fundadora de la fundación, enfatizó su compromiso continuo: "Nuestro trabajo no termina con el traslado.
Acompañamos a cada niño y su familia en todo el proceso.
Hoy, Jazlyn tiene una nueva oportunidad, gracias al esfuerzo conjunto de muchas personas e instituciones".
Este caso no solo resalta el papel vital de las organizaciones sin fines de lucro como complemento a los servicios de salud pública, sino que también subraya el poder de la cooperación binacional en emergencias médicas críticas. La historia de Jazlyn se ha convertido en un faro de esperanza, demostrando cómo la sociedad civil organizada puede movilizar recursos para cambiar una vida frente al desastre.