Sin embargo, su posterior traslado a la Fundación Invictus se debió a que se determinó que había sufrido maltrato en dicho parque. La evolución favorable de Mina es un testimonio del cuidado especializado que recibe en el santuario y representa una noticia positiva en un caso que ha sido seguido de cerca por defensores de los derechos de los animales. Su progreso ofrece esperanza para su recuperación total y subraya la importancia de contar con espacios adecuados para la rehabilitación de la fauna silvestre.