En respuesta, se activó una red de apoyo sin precedentes. El Gobierno de la Ciudad de México, bajo la dirección de Clara Brugada, anunció el envío de maquinaria pesada y la apertura de 40 centros de acopio. De manera similar, los gobiernos de Tamaulipas, Chiapas y Nuevo León organizaron colectas y enviaron ayuda, incluyendo helicópteros y kits de alimentos. El sector privado también jugó un papel crucial; la Fundación Carlos Slim y Fundación Telmex Telcel donaron 30 toneladas de ayuda humanitaria, incluyendo despensas, colchonetas y plantas potabilizadoras.

A nivel comunitario, la respuesta fue igualmente inspiradora.

Desde un comerciante en Sabinas, Coahuila, originario de Poza Rica, que organizó una colecta en su taquería, hasta jugadores del club de fútbol Rayados, influencers como Yulay y maestros que llevaron víveres, la sociedad civil se movilizó de manera ejemplar. Incluso veracruzanos residentes en Nueva York organizaron envíos de ayuda. Mención especial merecen los trabajadores de PEMEX y bomberos, calificados como "Héroes sin Capa", por sus valientes labores de rescate de familias y animales.

Esta respuesta colectiva, que abarcó desde alimentos y agua hasta ropa y consultas médicas, demuestra la resiliencia y la unidad del pueblo mexicano.