La gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros encabezó las conmemoraciones, destacando que “celebrar 500 años no es solo mirar al pasado, es honrar la historia desde la reflexión”.

Uno de los actos más simbólicos fue el sellado de la cápsula del tiempo, la cual resguarda cartas de autoridades, mensajes de grupos prioritarios, objetos culturales como un traje de carnaval y un bastón de mando, y testimonios de la vida contemporánea. La gobernadora depositó una figura del “Hombre Pájaro” de Cacaxtla, que “encarna el espíritu de Tlaxcala: un pueblo que vuela alto sin olvidar sus raíces”. La agenda de festejos fue diversa, incluyendo el hermanamiento con una comunidad descendiente de tlaxcaltecas en Guatemala, conciertos, festivales internacionales de arte, un medio maratón, y la obtención de un Récord Guinness por el pan de fiesta más grande del mundo. Estas celebraciones no solo honraron el legado histórico de la entidad, sino que proyectaron a Tlaxcala hacia el futuro como un símbolo de unidad, cultura y transformación.