Gobiernos, empresas, organizaciones civiles y ciudadanos se han movilizado para enviar toneladas de ayuda humanitaria a las familias damnificadas.

La respuesta ha sido masiva y coordinada.

El Gobierno del Estado de México, encabezado por la gobernadora Delfina Gómez, envió más de 15 toneladas de ayuda humanitaria y un equipo de 235 elementos de seguridad y apoyo a Hidalgo. De manera similar, la Universidad Veracruzana (UV) logró recolectar más de 35 toneladas de víveres que llegaron a la región de Poza Rica-Tuxpan, mientras que el municipio de Jojutla, Morelos, envió 6.5 toneladas de ayuda a Veracruz e Hidalgo. La solidaridad se extendió por todo el país, con centros de acopio abiertos en Guanajuato y Quintana Roo, y donaciones de organizaciones como el Club de Leones de Reynosa y Petróleos Mexicanos (PEMEX) en Tamaulipas. En un notable gesto individual, el alcalde de Tehuacán, Alejandro Barroso, donó su salario de un mes para enviar más de ocho toneladas de víveres a la Sierra Norte de Puebla. El apoyo no se limitó a insumos; el gobierno federal, a través de la Secretaría de Marina (Semar), el Ejército y la Guardia Nacional, desplegó miles de elementos para tareas de rescate, limpieza y distribución de alimentos, estableciendo puentes aéreos en zonas incomunicadas de Hidalgo y Veracruz para evacuar a personas y entregar suministros médicos.

La presidenta Claudia Sheinbaum y la gobernadora Rocío Nahle han supervisado personalmente las labores, asegurando que los recursos, tanto federales como estatales, están disponibles para la emergencia y la posterior reconstrucción.