Necesitamos (construir el puente), necesitamos porque no ha llegado ningún apoyo aquí a Tzicatlán”.
Esta obra de autogestión no solo restableció una vía de comunicación vital, sino que también se convirtió en un símbolo de la fortaleza y la capacidad de organización de la comunidad frente a la adversidad, demostrando que la solidaridad local puede generar soluciones inmediatas cuando la ayuda institucional se retrasa.












