La respuesta ha sido un esfuerzo colectivo que trasciende fronteras estatales.

Gobiernos como los de Tlaxcala, Yucatán, Baja California Sur, Tamaulipas, Durango y el Estado de México han enviado convoyes cargados con toneladas de ayuda. El gobierno de Tlaxcala, encabezado por la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, dio el banderazo de salida a 75 toneladas de víveres, herramientas y productos de limpieza, destacando que "Tlaxcala siempre ha sido solidaria". De manera similar, desde Baja California Sur, el gobernador Víctor Manuel Castro Cosío encabezó el envío de 200 toneladas, transportadas con apoyo logístico de la Secretaría de Marina. Municipios como Tlalnepantla, Matamoros, Reynosa y Escobedo también organizaron centros de acopio y enviaron toneladas de insumos. La ayuda no se limitó a los humanos; la Secretaría de Medio Ambiente de Veracruz (SEDEMA) activó un operativo inédito para atender a animales domésticos y silvestres afectados, con veterinarios en campo y un centro de acopio en Xalapa para alimento y suministros. La colaboración interinstitucional fue clave, como lo demostró la UNAM al enviar cinco camiones con cerca de 100 toneladas de víveres a la Universidad Veracruzana en Poza Rica. Este despliegue masivo de recursos y personal, que incluye desde brigadas médicas hasta voluntarios civiles, demuestra la capacidad de la sociedad y los gobiernos para unirse ante la adversidad, priorizando el bienestar de las comunidades más vulnerables.