Sin embargo, al ser cuestionada sobre su estado, mencionó únicamente que tenía hambre.

Ante esta situación, los paramédicos no dudaron en actuar.

En lugar de retirarse, tomaron la iniciativa de comprarle alimentos, específicamente un “Pollo Loco” y una bebida, para asegurarse de que pudiera comer. La mujer, quien afirmó no tener familia y vivir cerca de un rancho en la zona, recibió la comida con gratitud.

Este acto de bondad, aunque simple, resalta el compromiso humano de los servicios de emergencia, quienes en esta ocasión no solo atendieron una posible emergencia médica, sino también una necesidad humana fundamental. Tras asegurarse de que la mujer estaba alimentada y fuera de peligro inmediato, los paramédicos se retiraron del lugar, dejando una muestra de solidaridad y empatía que va más allá de los protocolos.