La presidenta Claudia Sheinbaum calificó el acuerdo como “histórico” y destacó que representa una “visión completamente distinta” en la cooperación de seguridad. Según la mandataria, “por primera vez, Estados Unidos reconoce que tiene que hacer operativos para controlar las armas o el tráfico ilegal de armas hacia México”.

Esta postura contrasta, según Sheinbaum, con estrategias fallidas del pasado como el operativo “Rápido y Furioso”.

El acuerdo se formalizó durante la reunión inaugural del Grupo de Implementación de Seguridad México-Estados Unidos en McAllen, Texas. La iniciativa contempla que Estados Unidos intensificará las inspecciones y la coordinación para detener el flujo de armamento. Además, se expandirá el uso de la plataforma eTrace de la ATF para el rastreo de armas en los 32 estados de México y se compartirá tecnología de imágenes balísticas. El embajador de Estados Unidos, Ronald Johnson, celebró la medida como una “cooperación histórica para proteger a ambas naciones”.

Se estima que anualmente ingresan a México unas 200,000 armas ilegales, y el Departamento de Justicia de EE. UU. ha reconocido que el 75% de las armas recuperadas en México entre 2017 y 2021 provenían de su territorio. El acuerdo también incluye la creación de una plataforma segura para intercambiar información sobre cargamentos aéreos y un grupo de trabajo contra el financiamiento ilícito transfronterizo.