Tras semanas de diálogo, el gobierno y las refresqueras, lideradas por Coca-Cola, pactaron un esquema fiscal diferenciado. El IEPS para bebidas con azúcar se mantendrá en la propuesta de 3.08 pesos por litro, mientras que para las versiones “light” o “cero” con edulcorantes no calóricos, la cuota será reducida a 1.5 pesos por litro. A cambio, la industria se comprometió a reducir en un 30% las calorías de sus refrescos en un año, ofrecer las versiones sin azúcar a un precio menor y eliminar la publicidad dirigida a menores de 16 años. La presidenta Sheinbaum advirtió que la Cofepris vigilará el cumplimiento de estos compromisos y que, de no cumplirse, “el gobierno de México tiene muchísimas herramientas para generar mecanismos más fuertes”. El subsecretario de Salud, Eduardo Clark, calificó el acuerdo como “un éxito muy grande a corto plazo”.
Paralelamente, la Cámara de Diputados aprobó con 337 votos a favor la reforma a la Ley del IEPS, que además del ajuste a refrescos, eleva la tasa para cigarros del 160% al 200%, aumenta el impuesto a juegos y sorteos al 50%, y establece un nuevo gravamen del 8% a videojuegos con contenido violento. La oposición criticó duramente la medida, calificándola de “recaudatoria” y un “castigo a la economía de las familias mexicanas”, como señaló la diputada Manque Granados (PAN).












