Las investigaciones, iniciadas durante la actual administración, involucran a una amplia red de actores que incluye empresarios, transportistas, agentes aduanales, y personal tanto civil como militar.
Marín Mollinedo reconoció que la corrupción en las aduanas es un “cáncer” histórico, describiéndolas como un “botín” donde “era común robar y hacer negocio”.
La estrategia para combatir estas prácticas se basa en la revisión exhaustiva de pedimentos y la coordinación con autoridades de Estados Unidos para detectar operaciones ilegales, como el cambio de fracciones arancelarias para evadir impuestos en la importación de combustibles. El titular de la ANAM destacó la colaboración con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, que utiliza drones para detectar contrabando, y con la Fiscalía General de la República, con la que se realizan reuniones semanales para judicializar los casos. A pesar de los avances, admitió que el problema no está erradicado, pero aseguró que las inspecciones continúan y que cualquier transporte sospechoso es detenido.
La nueva Ley de Aduanas, actualmente en discusión, busca reforzar los controles para evitar la continuación de estas prácticas ilícitas.












