Este diálogo aplaza la entrada en vigor de nuevas tarifas a productos mexicanos, que originalmente estaba prevista para el 1 de noviembre, otorgando un respiro temporal a la economía nacional. La conversación, descrita por la mandataria como "muy breve" y centrada estrictamente en el ámbito comercial, busca resolver las diferencias en torno a 54 barreras no arancelarias que afectan a México.

Ambas partes acordaron darse "unas semanas más para poder cerrar el tema", según declaró Sheinbaum.

Esta prórroga es fundamental en el contexto de la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), donde la presión de la administración Trump se ha intensificado. La presidenta mantuvo que el objetivo es establecer un "canal de comunicación fluido" para abordar las cuestiones arancelarias de manera sistemática y evitar una escalada que afecte el comercio bilateral. La decisión de aplazar la imposición de aranceles, que incluían un posible incremento a vehículos pesados, fue presentada como un avance en las negociaciones, aunque subraya la fragilidad del entorno comercial y la dependencia de los acuerdos diplomáticos. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, también participa en estos diálogos, buscando soluciones en foros internacionales como la APEC.

La extensión del plazo permite que los equipos técnicos de ambos países continúen trabajando para alcanzar un acuerdo definitivo que brinde certidumbre a los sectores productivos mexicanos, aunque la amenaza de futuras medidas proteccionistas por parte de Estados Unidos sigue latente.