La diputada Patricia Mercado anticipó que la discusión legislativa girará en torno a la gradualidad y las diferencias sectoriales, como el sector primario o el tamaño de las empresas. Por su parte, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) han advertido que la reducción podría generar mayores costos operativos, por lo que abogan por transiciones graduales.

En contraste, sindicatos como el SNAC, con presencia en grandes empresas como Bimbo y Pepsico, ya impulsan pruebas piloto a partir de 2026.

La presidenta Sheinbaum y el secretario del Trabajo, Marath Bolaños, han asegurado que la reforma será independiente de los ajustes anuales al salario mínimo y que su implementación será progresiva. Los beneficios esperados para los trabajadores son significativos: una encuesta de Data México indicó que el 36% dedicaría el tiempo libre a su familia y un 21% a su salud, lo que podría reducir el desgaste laboral y mejorar la calidad de vida.