Creyendo que hablaría con su familia, su expectativa se tornó en frustración al descubrir que en realidad debía servir como mensajero para su compañero Guana, quien ya había sido expulsado.

La llamada fue con el comediante Daniel Sosa, lo que dejó a Abelito sintiéndose como "un tonto" y visiblemente decepcionado. Este incidente fue catalogado por la prensa como una "broma de mal gusto" por parte de la producción. Para resarcir el daño, días después, la producción orquestó una segunda intervención de Daniel Sosa, quien esta vez le indicó a Abelito que se dirigiera a la puerta del jardín.

Allí, el influencer finalmente se encontró con sus padres, Don Abel y Doña Cristina. El momento fue descrito como profundamente emotivo: Abelito cargó a su padre, lloró con su madre y compartió una cena de tacos con ellos y el resto de los habitantes. Durante la visita, su madre, Doña Cristina, dirigió unas palabras de agradecimiento a los demás concursantes: “Les quiero agradecer que hayan aceptado y querido a mi hijo porque somos de talla chica pero corazón grande”. Este evento no solo corrigió el agravio anterior, sino que también se convirtió en un punto culminante de la temporada, demostrando la capacidad del formato para generar momentos de intensa conexión humana.