La decisión se produjo después de una ola de críticas y la presión de importantes grupos mediáticos. El escándalo estalló después de que Kimmel, en uno de sus monólogos, criticara la reacción de los conservadores y del movimiento MAGA ante el homicidio de Kirk, acusándolos de “aprovecharse políticamente de la tragedia”.
Sus comentarios fueron calificados como “ofensivos e insensibles” por la cadena ABC en un comunicado.
La presión aumentó cuando Nexstar Media Group, propietaria de numerosas emisoras locales afiliadas a ABC, anunció que dejaría de transmitir el programa en el “futuro previsible”, declarando que se oponía “firmemente a los recientes comentarios de Kimmel”. Brendan Carr, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones, también criticó severamente al presentador. Kimmel, conocido por su abierta oposición al expresidente Donald Trump y sus políticas, se ha posicionado como una de las voces más polarizantes de la comedia estadounidense. Hasta el momento de la publicación de los artículos, el conductor no se había pronunciado sobre la cancelación de su programa, que llevaba 22 años al aire. La noticia fue celebrada por partidarios de Trump, mientras que sus seguidores manifestaron su descontento en redes sociales, evidenciando la profunda división política en el país.