La decisión ha provocado un intenso debate político en Estados Unidos, con reacciones que van desde la indignación de sus seguidores hasta la celebración por parte del presidente Donald Trump y sus partidarios. La polémica se originó cuando Kimmel, en su monólogo de apertura, acusó a los simpatizantes del movimiento MAGA de Donald Trump de intentar “ganar puntos políticos” con la trágica muerte de Kirk. Estos comentarios fueron calificados de “ofensivos e insensibles” y provocaron una reacción en cadena que culminó con la retirada del programa por parte de ABC y varias de sus cadenas afiliadas, como Nexstar. La respuesta de las figuras públicas no se hizo esperar, transformando una decisión editorial en un asunto de Estado. El presidente Trump intervino directamente, desestimando la cancelación como una consecuencia de la falta de talento de Kimmel. “Lo despidieron por sus bajos índices de audiencia. Lo despidieron por falta de talento”, afirmó, llevando la controversia al centro de la arena política. Por su parte, el entorno de Kimmel ha reaccionado con una postura desafiante.
Fuentes cercanas al presentador aseguran que ahora está decidido a “darle batalla a Donald Trump”, lo que sugiere que la suspensión, lejos de silenciarlo, podría haber intensificado su activismo político. Mientras tanto, la opinión pública se ha dividido, con grupos como estudiantes de la Universidad de Georgetown deplorando la medida como un acto de censura que atenta contra la libertad de expresión.