Un video de María del Refugio Abarca, “Doña Cuquita”, besando a un hombre durante un concierto de su hijo Alejandro Fernández, desató una ola de especulaciones sobre un nuevo romance. La viralización del clip obligó a la familia Fernández a intervenir para aclarar públicamente que se trataba de un gesto de cariño hacia su hermano, exponiendo una costumbre familiar al escrutinio masivo.\n\nEl incidente, captado en Las Vegas, mostraba a la viuda de Vicente Fernández en un momento afectuoso, abrazando y besando en la boca a su acompañante. Inmediatamente, las redes sociales y algunos medios de comunicación comenzaron a tejer narrativas sobre un “nuevo novio”, a casi cuatro años del fallecimiento del “Charro de Huentitán”.
La respuesta de la familia fue rápida y coordinada para sofocar el rumor.
Vicente Fernández Jr.
desmintió la versión, explicando que el hombre era Javier Abarca, el hermano mayor de su madre. La influencer Chamonic y periodistas como Joanna Vega-Biestro reforzaron esta aclaración, contextualizando el gesto dentro de las tradiciones de la familia. Se recordó que los Fernández, incluido el propio Vicente, han practicado públicamente este tipo de muestras de afecto entre familiares, una costumbre que históricamente ha generado debate en la sociedad mexicana. La controversia se convirtió en un caso de estudio sobre la rapidez con la que se difunde la desinformación y la presión que enfrentan las figuras públicas para justificar sus interacciones más íntimas. El episodio también abrió una conversación sobre los prejuicios hacia los adultos mayores y la posibilidad de rehacer su vida sentimental.
En resumenLa controversia del beso de Doña Cuquita fue un malentendido magnificado por las redes sociales que la familia Fernández logró controlar con una rápida aclaración. El incidente, sin embargo, sirvió como un recordatorio de cómo las costumbres familiares pueden ser sacadas de contexto y transformadas en un escándalo mediático, obligando a las figuras públicas a defender su vida privada.