Estas confesiones han generado un intenso debate público y han sido calificadas como “alucinaciones” por algunos internautas, mientras el cantante se muestra preparado para posibles consecuencias legales.
En su libro y en entrevistas promocionales, Rivera afirma que su noviazgo con Belinda duró casi siete meses y fue “muy bonito”.
Una de sus revelaciones más impactantes es que la pareja planeaba tener hijos; según él, “la idea partió de ella” y estaban ilusionados con la posibilidad de tener gemelas. La segunda revelación clave es la supuesta causa de la ruptura: Rivera asegura que todo terminó abruptamente cuando vio una foto de Belinda de la mano con otro hombre en un avión rumbo a Miami, lo que interpretó como una infidelidad. “Para mí se terminó inmediatamente”, relató, explicando que su reacción fue terminar la relación sin confrontaciones.
Este evento también lo motivó a cubrirse el famoso tatuaje con el rostro de la cantante, una decisión influenciada por su hijo, quien, enojado, rayó el diseño en el brazo de su padre.
Consciente de la controversia, Lupillo ha adoptado una postura desafiante, declarando que espera demandas por lo escrito: “Si me tienen que demandar, pues que me demanden”.
Esta estrategia mediática lo ha colocado de nuevo en el centro de atención, utilizando un capítulo de su pasado para generar interés en su presente.