"Me ayudó a crecer como necesitaba crecer.

A ser más consciente de mí misma.

Creo que soy una persona diferente ahora que el año pasado", aseguró.

Esta postura presenta el divorcio no como un fracaso, sino como un catalizador necesario para su evolución.

La artista reconoció la dificultad de la situación, especialmente al tener que trabajar con Affleck, quien fue productor ejecutivo de su reciente película 'El Beso de la Mujer Araña', durante el proceso de separación.

"Fue duro.

Fueron los mejores y los peores momentos, en cierto modo", admitió, reconociendo la dualidad de encontrar alegría en su trabajo mientras su vida personal se desmoronaba. Sin embargo, su mensaje principal es de resiliencia y aprendizaje.

"Los momentos difíciles son las lecciones, y tienes que entenderlo", concluyó.

Con estas declaraciones, Jennifer Lopez controla la narrativa de su divorcio, presentándose como una mujer fortalecida y renovada, y minimizando el drama mediático para enfocarse en una historia de superación personal.