El magnate del hip-hop Sean 'Diddy' Combs fue sentenciado a 50 meses de prisión por cargos de prostitución, un veredicto que culmina un juicio de alto perfil. Su respuesta ha oscilado entre un dramático arrepentimiento público y una defensa que buscaba minimizar la condena, enfrentándose a la firme postura de sus víctimas. Tras ser declarado culpable de dos cargos por transportar personas a través de fronteras estatales para participar en actos de prostitución, Combs enfrentó una sentencia que, si bien fue menor a los 11 años solicitados por la fiscalía, marca un punto de inflexión en su carrera. El jurado lo había absuelto de los cargos más graves de crimen organizado y tráfico sexual, que podrían haberle acarreado cadena perpetua.
En la víspera de la sentencia, Combs adoptó una estrategia de clemencia, enviando una carta al juez en la que se proclamaba un “hombre renovado” tras un año en prisión. “Mi antiguo yo murió en la cárcel y una nueva versión de mí renació”, escribió, pidiendo perdón por su “repugnante, vergonzosa y enfermiza conducta”.
Durante la audiencia, rompió en llanto al ver un video sobre su vida. Sin embargo, su exnovia, Cassie Ventura, una de las principales denunciantes, desestimó su arrepentimiento en una carta al juez, calificándolo como “el manipulador, el agresor, el abusador” que conoció y pidiendo que la sentencia reflejara la gravedad de sus actos. El juez Arun Subramanian, al dictar la condena de cuatro años y dos meses, pareció tomar en cuenta la violencia exhibida en un video donde Combs golpeaba brutalmente a Ventura, afirmando que la sentencia debía adecuarse a la gravedad de los delitos y su efecto en las víctimas. La reacción de otros artistas, como 50 Cent, fue de burla, evidenciando las divisiones en la industria musical.
En resumenSean 'Diddy' Combs recibió una sentencia de más de cuatro años de prisión por cargos de prostitución. A pesar de su petición de clemencia y disculpas públicas, sus víctimas, como Cassie Ventura, rechazaron su arrepentimiento, y el juez consideró la gravedad de la violencia demostrada para dictar la condena.