Llama a un movimiento “Salven a Britney”, argumentando que su situación ya no es sobre libertad, sino sobre “supervivencia”.

La respuesta del equipo de Spears no se hizo esperar. Un representante de la cantante declaró que ella está decepcionada de que “una vez más se intente lucrar con su nombre e historia personal”, y señaló que estas acusaciones surgen justo cuando Federline dejó de recibir la manutención de sus hijos. En sus propias memorias, Spears niega haber tenido problemas significativos de abuso de sustancias y describe su batalla por la custodia con Federline como “traumática”, acusándolo de intentar convencer a todos de que ella estaba “completamente fuera de control”.