Desde entonces, fue destituido de sus funciones oficiales y despojado de sus títulos militares. La situación se ha agravado con la publicación póstuma de las memorias de Virginia Giuffre, una de las principales víctimas de Epstein, quien detalla sus presuntos encuentros sexuales con el príncipe cuando era menor de edad, describiendo que él actuaba como si tener relaciones con ella “era su derecho de nacimiento”. Además, han surgido revelaciones sobre un mensaje de apoyo que Andrew envió a Epstein tras estallar el escándalo y su presunta implicación en un caso de espionaje chino. En su comunicado oficial, el príncipe declaró: “Hemos concluido que las continuas acusaciones contra mí distraen del trabajo de Su Majestad y la Familia Real”. Aunque niega rotundamente las acusaciones, su renuncia al título, una medida extremadamente rara en la realeza, fue una acción preventiva tomada tras consultar con su hermano, el Rey Charles III, para evitar mayores daños a la institución.

A pesar de perder el ducado y otros honores, Andrew seguirá siendo príncipe por derecho de nacimiento.