Durante su participación en el pódcast “Call Her Daddy”, Kardashian explicó que la falta de estabilidad era el mayor problema.

“No me sentía segura, ni emocional ni económicamente”, confesó.

Uno de los ejemplos más gráficos que compartió fue cómo los episodios maníacos de West se manifestaban en comportamientos impulsivos y financieramente erráticos. “Volvía a casa y teníamos como cinco Lamborghinis, y de repente, un día llegaba y ya no había ninguno… se los había regalado a todos sus amigos”, relató.

Kardashian admitió que, aunque al principio quiso apoyarlo tras su “primer colapso mental”, la negativa de West a “hacer cambios saludables y necesarios” hizo insostenible la relación. La decisión de separarse fue, en sus palabras, un acto de autopreservación: “Tuve que cuidarme a mí misma para ser una mejor madre”. Además, abordó las acusaciones públicas de West de que ella le impide ver a sus hijos, calificándolas como una “narrativa falsa” y asegurando que “siempre que él lo pide, yo dejo que los vea”, aunque reconoció que habían pasado meses sin tener noticias de él.