“No me sentía segura, ni emocional ni económicamente”, afirmó.
Para ilustrar la imprevisibilidad de su vida con West, compartió una anécdota sobre los episodios bipolares del rapero: “Volvía a casa y teníamos como cinco Lamborghinis, y de repente, un día llegaba y ya no había ninguno… se los había regalado a todos sus amigos”. Esta inestabilidad constante la llevó a tomar la decisión de separarse para proteger su propia salud mental y poder ser una mejor madre. “Tuve que cuidarme a mí misma para ser una mejor madre”, aseguró.
En cuanto a la crianza compartida, Kardashian ha adoptado una estrategia de protección hacia sus hijos, North, Saint, Chicago y Psalm.
Afirmó que nunca dice “nada negativo de su padre” frente a ellos, ya que considera que ya hay suficiente información negativa en el exterior. También desmintió las acusaciones de West de que le impide ver a sus hijos, declarando: “Siempre que él lo pide, yo dejo que los vea”, aunque reconoció que habían pasado “algunos meses” sin tener noticias de él. La empresaria concluyó que, a pesar del dolor, aprendió que siempre hay una salida y que su prioridad es su bienestar y el de su familia.













