Eso me tuve que comer yo muchas veces.

Otra personalidad, la verdadera”.

Con esta declaración, la conductora no solo reitera su postura, sino que también acusa a Castro de proyectar una imagen pública que no corresponde con su comportamiento en privado. Andrade lamentó que lo que ella recuerda como una experiencia bonita haya terminado convertido en “un chisme de barrio”, pero se mantuvo firme en su relato.

“No quiero irme de este mundo sin mi verdad”, afirmó, y le envió un mensaje directo a la actriz: “Verónica, que Dios te bendiga a ti también y delante de la Virgen, yo nunca dije ninguna mentira, mucho menos para lastimarte”. Sin embargo, la estrategia de Andrade parece haber cambiado ligeramente.

Reveló que su madre intervino en el conflicto, pidiéndole que dejara de hablar del tema e incluso contactando directamente a Verónica Castro. “Fíjate que mi mamá le habló a la señora y mi mamá me pidió que ya no hablara de ella”, confesó. A pesar de esta petición familiar, Andrade aprovechó la atención mediática de su regreso para dar una última estocada, defendiendo su honor y posicionándose como la portadora de una verdad que, según ella, ha sido injustamente negada.