“Imagínense ustedes si yo en algún momento voy a perder el control y empezar a golpear y menos a mi madre”, declaró, apelando al profundo vínculo que los une.

Esta confesión parcial le permite controlar la narrativa, reconociendo un conflicto pero estableciendo un límite claro en la violencia física, en un intento por cerrar un capítulo que ha afectado su imagen pública por casi dos décadas.