Combs, quien cumple una sentencia de 50 meses por transportar personas con fines de prostitución, habría incurrido en varias faltas de disciplina poco después de su traslado al Instituto Correccional Federal Fort Dix, en Nueva Jersey. Según reportes de medios como TMZ y CBS News, el magnate fue sorprendido consumiendo alcohol casero, una mezcla fermentada elaborada clandestinamente por los internos.

Además, se le acusó de participar en una llamada telefónica de tres vías no autorizada, lo cual está estrictamente prohibido. El equipo de Combs ha respondido a estas acusaciones, calificándolas de “falsas e irresponsables”.

Un portavoz del rapero negó que hubiera infringido alguna norma, asegurando que “su sobriedad y autodisciplina son prioritarias”.

Respecto a la llamada telefónica, su mánager, Juda Engelmayer, argumentó que fue iniciada por un abogado y, por lo tanto, estaba protegida por el privilegio abogado-cliente.

A pesar de estas negativas, los registros de la Oficina Federal de Prisiones reflejan el cambio en la fecha de liberación, lo que sugiere que las sanciones internas sí tuvieron efecto. La buena conducta es un factor clave para la reducción de sentencias, y cualquier infracción puede revertir este beneficio.

El caso de Combs sirve como un recordatorio de que las reglas carcelarias se aplican a todos por igual, independientemente de su estatus público.