Esta confrontación refleja una estrategia recurrente de Trump para desacreditar a los medios y figuras del entretenimiento que lo critican. La controversia más reciente se desató cuando Trump, en su plataforma Truth Social, pidió que NBC despidiera a Seth Meyers, calificándolo como un hombre “SIN TALENTO y con PÉSIMAS AUDIENCIAS” y acusándolo de sufrir un “caso incurable de Síndrome de trastorno de Trump”. El ataque fue una respuesta a un segmento en el que Meyers bromeó sobre la evasiva del presidente para responder preguntas sobre la publicación de archivos del caso Epstein. De manera similar, Trump ha arremetido contra Jimmy Kimmel, quien dedicó gran parte de su monólogo a criticar el manejo del caso Epstein por parte del presidente. En un incidente a bordo del Air Force One, Trump insultó a la reportera de Bloomberg, Catherine Lucey, llamándola “cerdita” cuando ella lo cuestionó sobre el mismo tema.

Su respuesta fue: “¡Silencio! Silencio, cerdita”.

En otra ocasión, calificó a Mary Bruce de ABC News como “una reportera pésima” y amenazó con revocar la licencia de la cadena. La estrategia de Trump consiste en descalificar personalmente a los periodistas y comediantes, acusándolos de difundir “noticias falsas” y de tener una “cobertura totalmente parcial”. A pesar de las críticas generalizadas del gremio periodístico, que califican su comportamiento de “repugnante” e “inaceptable”, Trump mantiene su postura combativa, utilizando sus plataformas para presionar a las cadenas de televisión y consolidar su narrativa ante sus seguidores.