En "Prácticas Sostenibles en Enoturismo", el galardón fue para Ventozelo Hotel & Quinta, mientras que el restaurante Pedro Lemos fue reconocido por sus "Experiencias Gastronómicas". Otros ganadores notables incluyen a Quanta Terra Douro en "Arte y Cultura" por tercer año consecutivo, y a la Quinta da Torre de Anselmo Mendes en "Servicios de Enoturismo". El jurado también otorgó menciones honoríficas a proyectos como la Quinta de Santa Cristina y la Quinta do Crasto, reconociendo su contribución al sector. Estos premios no solo celebran la excelencia de los establecimientos, sino que también impulsan la visibilidad internacional de las regiones vinícolas portuguesas, ya que un jurado internacional elegirá un ganador global entre los galardonados de cada una de las once ciudades miembro de la red Great Wine Capitals.
Premios Best Of Wine Tourism 2026 reconocen la excelencia del enoturismo en el norte de Portugal
Los mejores proyectos de enoturismo de las regiones de Oporto, Duero y Vinhos Verdes fueron galardonados en los premios Best Of Wine Tourism 2026. La ceremonia, celebrada en el Forte de São João Batista en Oporto, destacó a siete ganadores en diversas categorías, reafirmando la calidad e innovación del sector en el norte de Portugal. Esta iniciativa, promovida por el Ayuntamiento de Oporto en el marco de la red internacional Great Wine Capitals, distingue anualmente a las empresas que sobresalen en áreas como alojamiento, gastronomía, sostenibilidad y servicios. Entre los premiados de este año se encuentran la Quinta do Ameal del grupo Esporão, que ganó en la categoría de "Alojamiento" por su combinación de encanto rústico y comodidades modernas.



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Origen de la luz, luz poderosa,Luz que ilumina el sol, las once esferas;Luz, ¿quién es luz, sino Tú, luz hermosa?Lope de Vega Hace unas semanas leía yo a Juan Villoro en su excelente columna del Reforma. Su artículo se titulaba La locura del diamante y me llamó mucho la atención una frase que utilizó en su texto: “...había ardido con su propia luz”. En un mundo que a menudo premia la imitación, la adaptación y la conformidad, la idea de “arder con tu propia luz” se erige como un acto de profunda rebeldía y autenticidad. No se trata de un simple eslogan de autoayuda, sino de una filosofía de vida que invita a encender la chispa interior que nos define, a alimentar nuestra singularidad y a iluminar el camino no con la antorcha prestada de otros, sino con el fuego que nace de nuestro propio ser. Este concepto, poético en su formulación, es pragmático en su exigencia: requiere introspección, valor para enfrentar la oscuridad propia y la fortaleza para brillar, incluso cuando ese brillo desafía la norma. La primera y más crucial batalla para arder con luz propia se libra en el interior. Vivimos en una era de ruido constante, donde las expectativas sociales, los mandatos familiares y el zumbido digital crean un eco ensordecedor que ahoga la voz interna. Antes de poder irradiar hacia fuera, debemos aprender a escucharnos dentro. Este proceso de introspección—de preguntarnos qué nos apasiona, qué valores nos definen y qué huella deseamos dejar— es el combustible necesario para encender nuestra llama. Figuras históricas como Virginia Woolf, con su prosa introspectiva y su desafío a las convenciones literarias y sociales, o Vincent van Gogh, cuyo pincel ardía con una visión única e incomprendida en su tiempo, no siguieron un manual de éxito. Ellos excavaron en su dolor, su genialidad y su percepción única del mundo para encontrar una luz tan potente que, con el tiempo, iluminó a generaciones enteras. Sin embargo, arder con luz propia implica, inevitablemente, aceptar el riesgo de ser visible. La luz atrae tanto a polillas como a críticos. Brillar auténticamente puede generar incomprensión, envidia o incluso rechazo. La presión social para apagarse, para atenuar el brillo y fundirse en la penumbra gris de lo común, es poderosa. Es aquí donde el acto de arder se convierte en un acto de valentía. Es la decisión consciente de preferir la autenticidad radiante al confort de la invisibilidad. La artista Frida Kahlo no sólo pintó su dolor físico y emocional, sino que lo transformó en arte crudo y vibrante. Ardió con la intensidad de sus experiencias, y aunque su luz surgió de la tormenta, se negó a que la apagaran, desafiando toda norma estética y social de su época. Su luz era áspera, personal e inconfundiblemente suya. Arder con tu propia luz trasciende el mero individualismo. No es un acto narcisista de brillar para cegar a los demás, sino de iluminar para guiar. Una luz auténtica tiene un poder catalizador; muestra a otros que es posible ser diferente, que hay valor en la singularidad. Funciona como un faro que, sin imponer una ruta, revela que existen otros caminos. En este sentido, la luz personal se convierte en un legado. Columnista: Antonio Peniche GarcíaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0


