Durante su estancia en la ciudad, el crítico visitó dos locales emblemáticos: el Francesinha Café y A Regaleira, el restaurante donde se inventó el plato en 1952. En el primero, destacó el sabor de la salsa y la calidad del bife. En A Regaleira, reconoció su importancia histórica y la fidelidad a la receta original, que utiliza pierna de cerdo asada en lugar de bife y se sirve tradicionalmente sin huevo ni patatas fritas. La visita de Preston no se limitó al Porto; su itinerario gastronómico por Portugal también incluyó paradas en Lisboa, donde probó los pastéis de nata de Manteigaria, y en el Algarve, donde exploró restaurantes tradicionales. Sus elogios y su alcance internacional contribuyen a reforzar la imagen de la gastronomía portuguesa en el extranjero, validando la riqueza de sus sabores y tradiciones culinarias.