Además de la oferta gastronómica, Uber Eats ha lanzado un sorteo para ganar un viaje de dos personas a la capital italiana. Para participar, los usuarios deben realizar un pedido en uno de los restaurantes de la campaña y luego comentar en una publicación del concurso en el perfil de Instagram de la plataforma, explicando por qué deberían ser los elegidos para viajar a Italia. Esta táctica de engagement en redes sociales busca amplificar el alcance de la campaña y fomentar la interacción con la marca. La iniciativa también se extiende a quienes prefieren cocinar en casa, ofreciendo un descuento de 3 € en compras superiores a 10 € en productos italianos seleccionados en supermercados asociados como Continente, Auchan y El Corte Inglés, incentivando así el uso de la vertical de supermercado de la aplicación.
Uber Eats celebra el Día Mundial de la Pasta con promociones y un viaje a Roma
Para celebrar el Día Mundial de la Pasta, Uber Eats ha lanzado una campaña especial de una semana, que se extenderá hasta el 26 de octubre, ofreciendo promociones en decenas de restaurantes y la oportunidad de ganar un viaje a Roma. La iniciativa busca capitalizar la popularidad de la cocina italiana entre sus usuarios, convirtiendo una fecha conmemorativa en un evento de marketing a gran escala. La promoción principal de la campaña es una oferta de 2 por 1 en platillos de pasta seleccionados en restaurantes adheridos, entre los que se encuentran nombres conocidos como Pasta Non Basta, La Trattoria y Capricciosa. Esta estrategia no solo incentiva los pedidos en la plataforma, sino que también da visibilidad a los restaurantes asociados.



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Origen de la luz, luz poderosa,Luz que ilumina el sol, las once esferas;Luz, ¿quién es luz, sino Tú, luz hermosa?Lope de Vega Hace unas semanas leía yo a Juan Villoro en su excelente columna del Reforma. Su artículo se titulaba La locura del diamante y me llamó mucho la atención una frase que utilizó en su texto: “...había ardido con su propia luz”. En un mundo que a menudo premia la imitación, la adaptación y la conformidad, la idea de “arder con tu propia luz” se erige como un acto de profunda rebeldía y autenticidad. No se trata de un simple eslogan de autoayuda, sino de una filosofía de vida que invita a encender la chispa interior que nos define, a alimentar nuestra singularidad y a iluminar el camino no con la antorcha prestada de otros, sino con el fuego que nace de nuestro propio ser. Este concepto, poético en su formulación, es pragmático en su exigencia: requiere introspección, valor para enfrentar la oscuridad propia y la fortaleza para brillar, incluso cuando ese brillo desafía la norma. La primera y más crucial batalla para arder con luz propia se libra en el interior. Vivimos en una era de ruido constante, donde las expectativas sociales, los mandatos familiares y el zumbido digital crean un eco ensordecedor que ahoga la voz interna. Antes de poder irradiar hacia fuera, debemos aprender a escucharnos dentro. Este proceso de introspección—de preguntarnos qué nos apasiona, qué valores nos definen y qué huella deseamos dejar— es el combustible necesario para encender nuestra llama. Figuras históricas como Virginia Woolf, con su prosa introspectiva y su desafío a las convenciones literarias y sociales, o Vincent van Gogh, cuyo pincel ardía con una visión única e incomprendida en su tiempo, no siguieron un manual de éxito. Ellos excavaron en su dolor, su genialidad y su percepción única del mundo para encontrar una luz tan potente que, con el tiempo, iluminó a generaciones enteras. Sin embargo, arder con luz propia implica, inevitablemente, aceptar el riesgo de ser visible. La luz atrae tanto a polillas como a críticos. Brillar auténticamente puede generar incomprensión, envidia o incluso rechazo. La presión social para apagarse, para atenuar el brillo y fundirse en la penumbra gris de lo común, es poderosa. Es aquí donde el acto de arder se convierte en un acto de valentía. Es la decisión consciente de preferir la autenticidad radiante al confort de la invisibilidad. La artista Frida Kahlo no sólo pintó su dolor físico y emocional, sino que lo transformó en arte crudo y vibrante. Ardió con la intensidad de sus experiencias, y aunque su luz surgió de la tormenta, se negó a que la apagaran, desafiando toda norma estética y social de su época. Su luz era áspera, personal e inconfundiblemente suya. Arder con tu propia luz trasciende el mero individualismo. No es un acto narcisista de brillar para cegar a los demás, sino de iluminar para guiar. Una luz auténtica tiene un poder catalizador; muestra a otros que es posible ser diferente, que hay valor en la singularidad. Funciona como un faro que, sin imponer una ruta, revela que existen otros caminos. En este sentido, la luz personal se convierte en un legado. Columnista: Antonio Peniche GarcíaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0


