Este enfoque “mono plato” busca la especialización y la eficiencia, prometiendo una experiencia “completa y descomplicada”, según su responsable, José Maria Martins.

El filete tiene un precio de diez euros, y los clientes pueden complementarlo con una selección de seis acompañamientos, como papas doblemente fritas con romero o puré de papa con mantequilla de trufa, y tres salsas clásicas, todos con un costo adicional. Una de las características más singulares de Blade es que la entrada y el postre son gratuitos. Al final de la comida, los clientes reciben una ficha que pueden canjear por un helado, añadiendo un elemento interactivo y lúdico a la experiencia.

Este modelo de negocio, poco común en la ciudad, está diseñado para garantizar consistencia en la calidad y rapidez en el servicio. El restaurante se perfila como una opción atractiva tanto para almuerzos informales como para cenas en grupo, en una de las zonas más concurridas de Lisboa. La simplicidad de su carta, combinada con una propuesta de valor clara, podría convertir a Blade en un caso de estudio sobre nuevos modelos de restauración en la capital.