El Valle de Guadalupe, en Ensenada, Baja California, se consolida como el corazón de la ruta del vino en México y un destino gastronómico de primer nivel. Con más de 150 vinícolas y un clima mediterráneo ideal para el cultivo de la vid, la región ofrece una experiencia que combina enoturismo, alta cocina y paisajes únicos, atrayendo a visitantes en busca de sabores auténticos y propuestas innovadoras. Un recorrido por la zona revela una diversidad de bodegas que van desde proyectos familiares y artesanales hasta vinícolas de gran escala con reconocimiento internacional. Entre las paradas destacadas se encuentra Vena Cava, conocida por su arquitectura sustentable hecha con cascos de barcos reciclados. Por su parte, Vinícola Lomita se distingue por su conexión con el arte y la gastronomía, albergando al aclamado Restaurante Lunario de la chef Sheyla Alvarado, galardonado con dos estrellas Michelin.
Otras vinícolas como Viñedos Aldo César Palafox ofrecen una experiencia más campestre, mientras que El Cielo permite a los visitantes participar en talleres para crear su propio vino.
La oferta culinaria es igualmente impresionante, con chefs como Diego Hernández rindiendo homenaje a la cocina bajacaliforniana con un enfoque sustentable.
Propuestas como Wa Kumiai Tabita rescatan recetas tradicionales de la comunidad Kumiai, sirviendo barbacoa y borrego al horno en un entorno rústico.
Eventos como el Concurso de Paellas “Dr. Ramón García Ocejo”, organizado por Provino Baja California, convocan a más de 80 vinícolas y 90 equipos paelleros, consolidando al valle como un epicentro de festivales culinarios.
En resumenEl Valle de Guadalupe se reafirma como un destino gastronómico integral que va más allá del vino. Su combinación de bodegas innovadoras, restaurantes de alta cocina con reconocimiento internacional y experiencias culturales lo posicionan como un referente del enoturismo en México, celebrando la identidad y la riqueza del terroir de Baja California.