Estas presentaciones utilizaron el poder de la música como un vehículo para la memoria colectiva y el reconocimiento de la solidaridad ciudadana que definió la respuesta a la tragedia. El evento central tuvo lugar en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, uno de los sitios más afectados por el colapso del edificio Nuevo León. Allí, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCDMX), bajo la dirección de Scott Yoo, interpretó el “Réquiem” de Wolfgang Amadeus Mozart, una obra universalmente asociada al duelo y la trascendencia. El homenaje fue un acto multidisciplinario que incluyó la pieza de danza “Cuando la tierra habló”, de la compañía Barro Rojo, y la proyección del cortometraje “Septiembre”, con testimonios de brigadistas. Este enfoque buscó crear un espacio para la reflexión sobre el lema “Cuando el pueblo salvó al pueblo”.
De manera paralela, la Orquesta Filarmónica de Jalisco ofreció un concierto en Ciudad Universitaria, cuyo programa culminó con la monumental Sinfonía núm. 11 “El año 1905” de Dmitri Shostakovich, una pieza que evoca la lucha y la resistencia frente a la opresión, estableciendo un paralelismo con la resiliencia de la sociedad mexicana. Ambos eventos, de acceso gratuito, subrayaron el papel del arte como herramienta fundamental para procesar el trauma histórico y mantener viva la memoria.