Grohl, visiblemente conmovido en varios momentos, mantuvo una conexión constante con la audiencia, agradeciendo su lealtad y energía.

El cierre con “Everlong” fue el clímax de una jornada que reafirmó el estatus de Foo Fighters como una de las bandas de rock más importantes del mundo y su vínculo especial con el público mexicano, que vivió el concierto como una mezcla de despedida y un nuevo comienzo.