Según el reporte oficial, los internos fueron asesinados con armas punzocortantes.

Al llegar, los custodios encontraron a dos de las víctimas sin vida, mientras que un tercero fue trasladado al área de enfermería, donde falleció minutos después debido a la gravedad de sus heridas. Aunque no se precisaron los delitos por los que purgaban condena, se informó que uno de los fallecidos había sido miembro de la Policía Estatal Investigadora. Este hecho violento subraya la crítica situación del penal, que fue construido para albergar a 700 reclusos pero actualmente tiene una población de más de 2,600, lo que representa un hacinamiento extremo. Apenas 15 días antes del incidente, el gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero, había propuesto la reubicación del centro penitenciario, argumentando que su ubicación actual en una zona céntrica representa un "mucho riesgo" y que las condiciones de sobrepoblación impiden cumplir con los objetivos de rehabilitación. Las autoridades han reforzado las medidas de seguridad mientras continúan las investigaciones para identificar a los responsables del triple homicidio.