Ante la crisis, el Ayuntamiento de Chilpancingo hizo un “llamado respetuoso pero firme a la Federación”, solicitando el respaldo de la presidenta Claudia Sheinbaum y del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, para reforzar la seguridad. Las autoridades municipales revelaron haber alertado previamente sobre un posible brote de violencia, informando sobre la presencia de personas armadas y drones en la región. En respuesta, el gobierno estatal y federal desplegaron un fuerte operativo con elementos de la Defensa, Guardia Nacional y Policía Estatal, instalando filtros en puntos estratégicos y realizando patrullajes.

La gobernadora Evelyn Salgado supervisó personalmente los operativos, afirmando que se busca “salvaguardar la integridad de la población”. A pesar del despliegue, la quema de una Urvan continuó el lunes, evidenciando la tensión persistente. El servicio de transporte comenzó a reanudarse de manera gradual bajo la vigilancia de las fuerzas de seguridad.