El resultado fue el aseguramiento de siete armas de fuego, de las cuales tres eran fusiles automáticos.

Además, se localizó un artefacto explosivo artesanal, el cual tuvo que ser desactivado por personal especializado del Ejército dentro del mismo penal debido al riesgo que implicaba su traslado. La SSP estatal señaló que, irónicamente, horas antes del enfrentamiento se había realizado una revisión de rutina en la que solo se encontraron tres teléfonos celulares y cuatro puntas hechizas, sin detectar las armas de alto poder. Este incidente no es aislado; en revisiones anteriores en el mismo centro se han decomisado armas, cargadores y drogas, lo que demuestra la continua vulnerabilidad del sistema penitenciario ante el ingreso de objetos prohibidos y el poder que mantienen los grupos criminales intramuros.