En la capital michoacana, un grupo de manifestantes, algunos encapuchados, forzó la puerta principal del Palacio de Gobierno, ingresó al recinto y causó destrozos en al menos 16 áreas.

Los inconformes rompieron cristales, quemaron documentos y arrojaron mobiliario desde los balcones, además de lanzar bombas molotov caseras.

La intervención de la Guardia Civil con gases lacrimógenos para dispersar a la multitud generó enfrentamientos y la detención de cinco hombres y tres mujeres, quienes fueron puestos a disposición del Ministerio Público. La Fiscalía General del Estado de Michoacán inició una carpeta de investigación por los daños ocasionados. Durante los disturbios, se reportaron agresiones contra la prensa; la periodista Dalia Villegas Moreno, de la agencia Quadratín, denunció haber sido agredida y obligada por policías a borrar su material gráfico. La Asociación Michoacana de Periodistas A.C.

(AMIPAC) condenó los hechos y exigió una disculpa pública.

Estos actos reflejan el hartazgo social ante la violencia y la percepción de inacción por parte de las autoridades estatales, especialmente después de que el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla fuera abucheado y expulsado del funeral de Manzo.