En conferencia de prensa, Ramírez Bedolla declaró: “Se está investigando también por qué el abatimiento en el lugar del homicida, porque el homicida lo detienen y momentos después hay un forcejeo y hay un solo disparo que abate al homicida”. Esta situación ha puesto bajo la lupa al equipo de seguridad que protegía al alcalde, compuesto por ocho escoltas personales seleccionados por el propio Manzo y 14 elementos de la Guardia Nacional. La Fiscalía General del Estado (FGE) de Michoacán ha abierto dos líneas de investigación paralelas: una sobre la vulneración del círculo de seguridad que permitió el atentado y otra sobre las circunstancias exactas de la muerte del agresor.

El gobernador consideró “raro que teniendo tanta seguridad” se haya permitido que el atacante se acercara.

La FGE había identificado al joven como originario de Paracho, adicto a drogas sintéticas y confirmó mediante pruebas de rodizonato de sodio que él había disparado contra el edil.

Su muerte, sin embargo, impide que se le interrogue para conocer a los autores intelectuales del crimen, lo que alimenta las sospechas sobre un posible encubrimiento.