El Bitcoin y otras criptomonedas se consolidan como activos de refugio, atrayendo a inversionistas que buscan alternativas ante la debilidad del dólar estadounidense y la incertidumbre económica global. Esta tendencia los posiciona junto a metales preciosos como el oro y la plata, redefiniendo las estrategias de diversificación de carteras. La debilidad del dólar, que ha perdido cerca de un 8% de su valor en lo que va del año, es un catalizador principal para este cambio en el comportamiento de los inversionistas. En un entorno de incertidumbre política y geopolítica, los activos alternativos ganan atractivo. Esta migración de capital es descrita como una “apuesta contra la devaluación” (‘debasement trade’), donde los inversionistas se vuelcan hacia Bitcoin, oro y plata por temor a que la inflación y los déficits fiscales insostenibles erosionen el valor de los activos financieros tradicionales. El autor e inversionista Robert Kiyosaki ha sido una voz prominente en esta discusión, advirtiendo sobre el posible fin del dólar en su forma actual y aconsejando activamente la acumulación de oro, plata, Bitcoin y Ethereum.
En un mensaje contundente, calificó a los ahorradores de dólares como “perdedores”.
Este sentimiento de desconfianza hacia las monedas fiduciarias se ve reforzado por el auge simultáneo de las bolsas, el oro y las criptomonedas, un fenómeno que sugiere una búsqueda generalizada de seguridad fuera del sistema monetario convencional. La situación se agrava por el cierre del gobierno estadounidense y las tensiones comerciales, factores que alimentan la percepción de riesgo y empujan a los inversionistas a proteger su patrimonio en activos que, como el Bitcoin, operan con una lógica descentralizada y una oferta limitada, similar a la de los metales preciosos.
En resumenLa debilidad del dólar y la incertidumbre económica global han fortalecido el papel del Bitcoin como un activo de refugio, similar al oro. Inversionistas y analistas lo ven como una alternativa viable para proteger el capital frente a la devaluación de las monedas fiduciarias, una tendencia impulsada por figuras como Robert Kiyosaki y la creciente desconfianza en los sistemas financieros tradicionales.