“Esa mañana terrible, hace 24 años, el tiempo se detuvo”, dijo el mandatario con tono solemne.

Sin embargo, el discurso de este año tuvo un componente político contemporáneo.

Al inicio de su intervención, Trump hizo una pausa para honrar a su aliado Charlie Kirk, asesinado un día antes.

“Lo extrañamos muchísimo”, expresó, antes de anunciar que le otorgaría la Medalla Presidencial de la Libertad de manera póstuma. Esta mención vinculó directamente la tragedia nacional del 11-S con la violencia política actual que polariza al país.

En la ceremonia en el Pentágono se leyeron los nombres de las 125 personas fallecidas en el ataque al cuartel general de las Fuerzas Armadas, además de las 59 a bordo del avión. Trump compartió historias personales de las víctimas y envió un mensaje de condolencia a sus familiares. También se realizaron actos conmemorativos en Nueva York, en la Zona Cero, y en Shanksville, Pensilvania, manteniendo viva la memoria de uno de los días más oscuros en la historia de Estados Unidos.