La respuesta del gobierno fue inmediata. El presidente Trump no solo anunció la muerte de su aliado, sino que prometió otorgarle póstumamente la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor civil del país. Políticamente, Trump utilizó el suceso para arremeter contra sus oponentes, afirmando que "la violencia y el asesinato son la trágica consecuencia de demonizar a aquellos con los que no se está de acuerdo". La investigación, liderada por el FBI, avanzó rápidamente con la colaboración de más de 20 agencias.

Se encontró un rifle de alta potencia en una zona boscosa y se reveló que los casquillos tenían inscripciones como "¡Hey, fascista!

¡Atrápalo!".

La búsqueda del sospechoso culminó con la detención de Tyler Robinson, de 22 años, quien fue entregado a las autoridades por un familiar. Trump confirmó el arresto en una entrevista, declarando: "Tenemos a la persona que creemos que estábamos buscando", y expresó su deseo de que el responsable reciba la pena de muerte. El asesinato y sus secuelas han exacerbado la polarización en el país, con menciones al término "guerra civil" disparándose en redes sociales y una ola de despidos y sanciones contra personas que hicieron comentarios considerados inapropiados sobre la muerte de Kirk.