La frustración del presidente con el conflicto es palpable; en una entrevista, declaró que su paciencia con Putin "se está agotando y se está agotando rápido", y confirmó que estaba listo para avanzar con una "segunda fase de sanciones" contra Rusia. Esta retórica endurecida coincide con debates en el Congreso estadounidense sobre un paquete de sanciones más severas, mientras aliados como el Reino Unido ya han anunciado nuevas restricciones al comercio de petróleo ruso.