El mandatario aseguró que no quiere “asustar o desincentivar la inversión” y que las empresas extranjeras “son bienvenidas”.

Su nueva propuesta consiste en permitir que estas compañías traigan a su personal especializado por un tiempo limitado con un objetivo específico. “Quiero que traigan a su gente experta por un periodo de tiempo para enseñar y entrenar a nuestra gente a hacer estos muy únicos y complejos productos”, escribió.

Justificó esta flexibilización argumentando que, sin este intercambio de conocimientos, Estados Unidos no podría producir bienes de alta tecnología como chips, semiconductores, barcos o trenes, o en algunos casos, “reaprender” industrias en las que el país ha perdido competitividad. Este cambio de tono es visto como un intento de conciliar su agenda de “America First”, que busca revitalizar la manufactura nacional, con la realidad de que muchas de estas inversiones requieren conocimiento técnico especializado que no siempre está disponible localmente. La medida parece ser una respuesta directa a las advertencias del presidente de Corea del Sur sobre el posible impacto negativo de las redadas en futuras inversiones.