En una decisión que marca un punto de inflexión en las relaciones bilaterales, la administración de Donald Trump retiró la certificación a Colombia como país cooperante en la lucha contra el narcotráfico. Esta medida, la primera de este tipo desde 1997, constituye una severa reprimenda al gobierno del presidente Gustavo Petro y evidencia un profundo estancamiento diplomático entre los dos históricos aliados. El Departamento de Estado anunció la descertificación el 15 de septiembre, argumentando que “el cultivo de coca y la producción de cocaína han alcanzado récords históricos bajo la presidencia de Gustavo Petro”. Washington criticó además los “fallidos intentos de llegar a acuerdos con los grupos narcoterroristas”, que, según el comunicado, solo han exacerbado la crisis. La decisión se fundamenta en el aumento de los cultivos de hoja de coca a 253,000 hectáreas en 2023, según cifras de la ONU, y una drástica desaceleración en las metas de erradicación de cultivos ilícitos. El presidente Petro reaccionó cuestionando la medida: “Después de decenas de muertos, de policías, de soldados y de ciudadanos comunes tratando de impedir que llegue la cocaína, Estados Unidos nos descertifica”. La canciller colombiana, Rosa Villavicencio, había advertido que la decisión podría tener un componente político, influenciado por las recientes tensiones entre Petro y Trump, especialmente por el rechazo de Colombia a los ataques militares de EE.
UU. contra embarcaciones venezolanas.
A pesar de la descertificación, la Casa Blanca otorgó una exención o “waiver” que permite mantener parte de la asistencia económica por considerarla de “interés vital” para Estados Unidos. No obstante, la medida golpea la cooperación en el combate a cárteles como el Clan del Golfo y otros grupos armados.
En resumenLa descertificación de Colombia por parte de la administración Trump simboliza una ruptura histórica en la cooperación antidrogas, pasando de una alianza estratégica a una relación marcada por la desconfianza y el desacuerdo político. La medida refleja la insatisfacción de Washington con la estrategia del gobierno de Petro y formaliza el distanciamiento entre ambos países.