En un mensaje en video desde la Casa Blanca, Trump describió a Kirk, de 31 años, como un “mártir de la verdad y la libertad” y un “patriota que dedicó su vida a la causa del debate abierto”. Afirmó que “la violencia y el asesinato son la trágica consecuencia de demonizar a aquellos con los que no se está de acuerdo”. El presidente acusó a sus opositores de comparar a figuras como Kirk con “nazis y los peores asesinos en masa”, lo que, según él, conduce al “terrorismo” político. En respuesta, Trump prometió una acción contundente: “Mi Administración encontrará a todos y cada uno de los que contribuyeron a esta atrocidad y a otros actos de violencia política, incluidas las organizaciones que los financian y apoyan”.

Además, anunció que otorgará a Kirk la Medalla Presidencial de la Libertad a título póstumo. El vicepresidente JD Vance, amigo cercano de Kirk, también tuvo un papel prominente, conduciendo el podcast del activista desde la Casa Blanca y pidiendo unidad nacional, aunque subrayó la imposibilidad de encontrar puntos en común con quienes celebraron el asesinato. La respuesta de la administración enmarca el asesinato no como un acto aislado, sino como el resultado de una guerra cultural e ideológica, intensificando la polarización en el país.