A su vez, el presidente estadounidense calificó el vínculo bilateral como “invaluable y eterno”, declarando que la palabra “especial no le hace justicia”. La agenda incluyó una reunión con el primer ministro Keir Starmer para discutir un nuevo acuerdo tecnológico, la cooperación en energía nuclear y la defensa. Sin embargo, la visita generó una fuerte oposición.

Miles de personas marcharon por el centro de Londres convocadas por la “Coalición Stop Trump”, con pancartas que decían “No al racismo, no a Trump”. La controversia se intensificó cuando un grupo de activistas proyectó una imagen de Trump junto al delincuente sexual Jeffrey Epstein en una de las torres del Castillo de Windsor, un acto que resultó en varios arrestos. Una encuesta de YouGov reflejó el sentir de una parte de la población, mostrando que el 45% de los británicos consideraba un error haberlo invitado.