Trump justificó la federalización de la seguridad en Washington D.C. en agosto, argumentando que la capital era una de las ciudades más peligrosas del mundo. Posteriormente, firmó un decreto para enviar tropas a Memphis, a la que calificó como “cuatro veces más peligrosa que Ciudad de México”. Estos operativos, que involucran al FBI, la DEA y el ICE, replican el modelo implementado en la capital y tienen como objetivo ciudades gobernadas por la oposición demócrata. El presidente ha amenazado con extender la medida a Chicago, a pesar de la oposición del gobernador de Illinois. La decisión ha generado un pulso político con los líderes locales. La alcaldesa de Washington D.C., Muriel Bowser, se ha negado a que la policía metropolitana coopere con el ICE, lo que llevó a Trump a amenazar con declarar una “emergencia nacional” para volver a federalizar la fuerza policial de la ciudad. Críticos argumentan que esta es una politización de las fuerzas de seguridad y una usurpación de las competencias locales para imponer su agenda de mano dura.