“Tienen una licencia.

No se les permite hacer eso.

Son un brazo del Partido Demócrata”, declaró Trump, defendiendo al presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), Brendan Carr, quien había presionado públicamente para sacar del aire al comediante. La situación generó una fuerte reacción de figuras políticas y del entretenimiento. El expresidente Barack Obama denunció la acción como un acto de “coerción gubernamental”, mientras que el veterano presentador David Letterman la calificó como una “desgracia” propia de “un gobierno autoritario”. Críticos señalan la paradoja de que la administración republicana, que ha denunciado la “cultura de la cancelación”, ahora utilice el poder regulatorio del Estado para intimidar a sus opositores mediáticos, generando una alarma generalizada sobre el futuro de la Primera Enmienda en el país.